¿Acabas de cumplir los 30 o estás cerca de cumplirlos y has tenido una sensación de fracaso por todavía no lograr lo que te dijeron que ya deberías de hacer hecho? ¿Has sentido que te faltaron cosas por realizar en tus 20’s? ¿has sentido presión por cómo deberías ser/verte/estar a esta edad?

En este post te quiero compartir sobre la experiencia de aterrizar (o atravesar) en una nueva década de vida como los 30, que muchas veces, viene cargada de grandes expectativas sociales en las que, no todas ni todos nos ajustamos y que eso, a su vez, nos puede sumir en una sensación de fracaso por no “apegarnos” a ello, lo contribuye a que la historia del fracaso cobre mayor fuerza y nos impida ver mucho más allá, más allá de lo que sí nos enorgullece y nos llena al llegar a esta nueva década.
Te hablaré un poco sobre qué es la sensación de fracaso personal, la forma en que se manifiesta durante esta edad y algunas formas para liberarse de ella.
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¿Qué es la sensación de fracaso?
Para responder esto, me basaré en un texto escrito por Leticia Uribe, miembro de Grupo Terapia Narrativa Coyoacán.
La sensación de fracaso personal fue un tema al que Michael White (creador de la terapia narrativa) le dedicó buena parte de sus reflexiones, lo cual, nos llevó a entenderla como una sensación que se encuentra muy ligada a la identidad de la persona, es decir, a sentir que no eres lo que todo el mundo espera que seas, que no te adaptas a esos modelos o estándares basados en las ideas sobre lo que es la belleza, el éxito, la inteligencia o cualquier otra forma de vida que es apreciada y digamos, elevada de acuerdo a determinadas normas sociales.
Entonces, al tener esta sensación de no ser adecuada o adecuado, también se siente como no ser una verdadera persona o una persona «anormal», solo por no adecuarse a los estándares definidos.
Y aquí entra otra palabra muy importante, “normalidad”, ¿pero qué es la normalidad? ¿a qué se refiere? pues, antes del siglo XIX, la norma se utilizaba para nombrar el instrumento que los carpinteros usaban para medir ángulos pero después se utilizó para medir a las personas, como estableciendo un molde o un punto de referencia para poder después compararlas.
Esta idea de medir a las personas como “normales” comenzó en Europa y más tarde se fue extendiendo al resto del mundo. Es así que, el día de hoy basamos nuestra identidad desde esa idea de normalidad y, por supuesto que aspiramos a ella para entrar dentro del molde o el “promedio” de lo que es ser una persona adecuada, exitosa, bella, etc. Por eso, entre menos nos sentimos normales, más grande es la sensación de fracaso.
Ahora bien, las expectativas están ligadas a las normas que regulan o median lo que es considerado normal y, también es algo cambiante, es decir, dependen del momento histórico y lugar en el que se encuentre determinada cultura. Pero lo que se mantiene estable, es que la idea de normalidad se presenta como una verdad absoluta o como parte de la naturaleza humana.
Por eso es que, las posibilidades de sentirse “anormal” son altas, promoviendo la experiencia de vivir-se como inadecuadas en este mundo, alimentando la sensación de ser fracasada o fracasado.
Aquí yo te diría: no eres tú, es el sistema, el que nos quiere a todas y todos iguales, invisibilizando la maravillosa diversidad de vivencias y características.
Entonces ¿qué pasa si me siento fracasada porque no cumplo con lo que se considera “normal”? Pues es muy común que nos enfrasquemos en, lo que en terapia narrativa llamamos, una historia dominante del fracaso, lo cual nos impide ver esas historias y lugares en lo que preferimos estar. Pero no todo es malo o negativo, pues, al presentarse esta sensación de fracaso, al mismo tiempo se revela que no todas ni todos entramos en ese único molde en el que intentan encasillarnos. Y al notar esto, estamos dando entrada a nuevas posibilidades, ¿si no encajo en esto, en dónde sí podría hacerlo? ¿será posible establecer mi propia forma favorita de vivir?
Sé que este es un tema que, de primera, puede ser difícil de comprender, pero intentaré explicártelo de la manera más sencilla posible.
Te pondré un ejemplo: que justamente es algo que puede vivirse al llegar a los 30. Imagina que nunca estuvo en tus planes o sueños el ser mamá o papá, pero en todos lados ves y escuchas que “lo normal” es que en tu década de los 30, ya debes serlo. Entonces, empiezas a pensar que el no sentir este deseo te hace rara, anormal o inadecuada porque pues toda la sociedad espera que la maternidad o paternidad sea un gran anhelo para ti.
Y puede ser que una parte de ti se siente a gusto con esa decisión, pero lo que dictan las normas sociales hacen tanto ruido y predomina, que llega a invisibilizar tu forma preferida de vivir tu vida. Pero lo bonito de esto, es que al notar que quizás no encajamos ni que vamos a encajar, es que se revelan nuestras resistencias, esa capacidad de rechazar lo establecido, a mí me gusta verlo como el ser rebelde ante las expectativas y normas sociales, y es ahí, donde sin darnos cuenta, estamos contribuyendo un cambio social al cuestionar, retar lo establecido y demostrar que no hay verdades absolutas.
Entonces, cada vez que tengamos esa sensación de fracaso, podemos tomarla como la oportunidad de explorar otras posibilidades de vivir.
Y dicho esto, pasemos al siguiente punto:
¿En dónde o cómo se puede manifestar esta sensación al llegar a los 30?
Desde mi experiencia acompañando a otras personas, lo que veo en redes, muchas veces manifestado a través de memes, y lo que noto en series o películas, es el sentir que se te va el tren, que ya no te alcanzó el tiempo para hacer realidad muchos de tus sueños. Comienza también esta sensación de prisa para llegar a eso que te han dicho que ya deberías tener o hacer a tu edad y también inicia una preocupación o pesar por el tema del envejecimiento.
Exploremos esto por categorías o áreas de la vida:
En el ámbito profesional: Si decidiste y tuviste la oportunidad de acceder a la educación superior, ya deberías haber terminado tus estudios e incluso, tener ya un posgrado. Y también, se esperaría que a esta edad tengas el “súper” trabajo, que ya estés bien establecida o establecido.
En el ámbito familiar: Se espera que a esta edad ya estés fuera de casa de tus padres, que hayas logrado independizarte. Pero, las estadísticas nos muestran otra realidad, ya que, las condiciones socioeconómicas actuales, más las políticas de desarrollo urbano, no son iguales a las que pudieron tener generaciones pasadas, y es una realidad que está siendo más difícil lograr esta independencia.
También, es común que las personas esperen que ya tengas pareja, el ir contemplando el matrimonio y la formación de una familia. Y sobre todo, en las mujeres, se nos comienza a ejercer presión por el tema del “reloj biológico”
En el ámbito de las finanzas: Se espera que como ya deberías tener el “súper trabajo”, pues que ya tengas los recursos económicos suficientes para adquirir el coche, la casa, que viajes, y todos esos elementos que forman parte del estándar esperado para la idea del éxito.
En el ámbito de la salud y el bienestar: Sobre todo aquí se resalta el tema del envejecimiento, se espera que hagas de todo para evitar que el paso del tiempo se note (o no se nota tanto) en tu cuerpo, hay esta presión por comenzar a usar cremas antiarrugas, cuidar mucho más el cabello, hacer ejercicio sí o sí, y no estoy diciendo que esto este mal, pero ¿te das cuenta de dónde vienen muchos de estos requerimientos?, de lo que se supone que una persona en sus 30 debería verse.
¿Y qué pasa con las personas que no tienen las posibilidades para acceder a estos tipos de cuidado? Que podrían tener esta sensación de fracaso por no cumplir con la norma del cuidado personal. Es que ¿te has dado cuenta tan solo del costo que tienen los productos para el cuidado de la piel del rostro?, por supuesto que es un privilegio el poder adquirirlos.
Y si ya reconociste que esta sensación de fracaso de manifiesta en distintos ámbitos de tu vida, no te preocupes, puedes tomar acciones para hacerle frente, para resistir y contribuir al cambio.
Así que, para esta última parte, te voy a compartir:
4 estrategias para liberarte de la sensación de fracaso.
- Cuestionar y comprender de dónde viene esta sensación. Cuestionar conceptos como el de normalidad, éxito, felicidad, nos ayuda a que podamos reconocer que navegamos por el mundo desde esta ideas que se nos han dado como verdades absolutas, así que, te invito a que cuestiones todo.
Así como cuando una niña o un niño pequeño está explorando el mundo y constantemente se pregunta ¿por qué o para qué?. Con esa curiosidad, explora de dónde viene esta sensación de fracaso ¿en dónde aprendí que debía sentirme así? ¿qué es el éxito para mí?. Esto te ayudará a ir comprendiendo cómo surgió y de dónde viene. Tengo esperanza de que lo que te compartí al inicio del episodio pueda contribuir a esta comprensión. - Conversa con otras personas de tu confianza y de la misma edad. Reúnete con amigas, amigos, colegas…con quién te sientas cómoda/o para hablar sobre tus sentipensares en torno al fracaso, y muy probablemente te vas a sorprender de que se encuentran atravesando por algo similar. En estos espacios, podrás darte cuenta que no estás sola/o, te podrán convidar saberes sobre qué les ha funcionado para lidiar con esta sensación, pueden juntas o juntos encontrar formas de hacerle frente o simplemente, se van a acompañar, y eso ya es mucho. Eso es lo que llamamos colectivizar el malestar individual.
- Re(conecta) con lo que te es valorado y con tus sueños. Reflexiona sobre que deseas para tu vida, tratando de diferenciar si eso está más apegado a tus deseos o a los deseos de otras personas o de tu cultura.
- Pide ayuda de una profesional. Si este tema te es difícil de manejar, tienes el deseo de trabajarlo en un espacio seguro, y si es posible para ti, acude a terapia.
Recuerda que, si estás sintiendo que el fracaso está presente en tu vida, estás resistiendo a los mandatos sociales y que estás ante un punto de entrada hacia una vida que honre tus valores y tus sueños.
Espero que este post haya sido de utilidad para ti, y si es así ¿cómo lo fue?. Me encantará que me lo hagas saber, puedes escribirme en la sección de comentarios.
Y si te sientes lista o listo para trabajar este tema en un espacio terapéutico, yo puedo acompañarte en tu proceso.
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