
¿Cuándo fue la última vez que creaste un mundo mágico en tu mente? ¿recuerdas cuándo usaste la magia de la imaginación para crear una realidad más suavecita e hizo que la vida se sintiera más ligera, aunque sea por un momento?
En este post te comparto un tema que me ha estado invitando desde hace algunos meses, y es la magia de la imaginación, que también la menciono en otro post dónde te comparto algunas formas para honrar nuestra versión de la infancia.
¿Qué es lo primero que piensas cuando te digo imaginación?
Yo, inmediatamente pensé en infancia, en cuentos, en magia.
¿Tú que pensaste?
Para mí, una de las habilidades más bonitas de la infancia es esta capacidad cognitiva de crear mundos/posibilidades e, incluso sensaciones, sin necesidad de estar materializadas en el mundo físico.
¿Recuerdas las veces que jugaste sola siendo la médica de tus peluches y muñecas? ¿Recuerdas que no importaba que estuvieras jugando sola, porque desde tus pensamientos transformabas tu cuarto en un consultorio, tus lápices se convertían en termómetros o abatelenguas y con ello podías revisar a cada uno de tus pacientes?
¿O recuerdas cuando hacías una casita con las sillas del comedor y sábanas y, de repente eso se convertía en una mansión para ti y tus juguetes?
Estos, son grandes ejemplos de las formas en que hemos podido hacer magia con nuestra imaginación.
La imaginación comienza en nuestra infancia y nos acompaña por el resto de nuestras vidas, sin embargo, creo que nos podemos desconectar bastante de ella cuando la realidad (a veces muy complicada) nos absorbe y nos roba poco a poco esa habilidad de crear mundos o realidades más bonitas, más divertidas, más justas, más amables…
A pesar de que la imaginación está muy relacionada mucho con la infancia, no necesariamente tiene que ser así, y con esto me refiero a que, el hecho de usar nuestra imaginación no quiere decir que sea algo inmaduro.
De hecho, Joaquín Serrabona (2008) menciona: todos necesitamos del consuelo aportado por la imaginación para poder vivir de forma satisfactoria en un mundo de realidades cotidianas que, sin la aportación de los sueños nocturnos o diurnos, se nos harían muy duras de soportar.
Pensemos en todos los inventos de la humanidad, no todos fueron producto de las niñas o niños, fueron adultas o adultos que imaginaron otras posibilidades y lo hicieron realidad.
Pensemos en las computadoras, en los teléfonos, los electrodomésticos, pero también en los cuentos, diversas obras de arte, películas… que primero se crearon a nivel cognitivo y después se llevaron a la realidad.
Contrario a lo que podemos pensar de que, una cosa es la realidad y otra la imaginación, la verdad es que hay una estrecha relación entre ambas.
Vinculación entre imaginación y realidad
Verás, todo lo que imaginamos se relaciona con nuestras experiencias pasadas, con lo que podemos percibir del mundo, lo que ya conocemos. Es por esto que, mientras mayor experiencia de vida tengamos, mayor es nuestra capacidad para imaginar, porque hay más material para construir fantasías.
Y esto me sorprendió bastante porque yo pensaba que las niñas y los niños tenían una mayor capacidad para crear mundos. Quizás la diferencia, es que ellas y ellos tienen más tiempo y espacios para el juego y la fantasía, no como nosotras adultas que debemos cumplir con varias responsabilidades ja ja ja.
Otra forma en la que se relaciona la imaginación con la realidad, es que podemos imaginar situaciones que aún no hemos vivido pero que sí hemos visto en algún relato, una imagen, o desde la experiencia de otras personas.
También, la imaginación se vincula con la realidad a partir de las emociones, pues, al pensar en cierto estado de ánimo podemos relacionarlo inmediatamente con alguna imagen específica, por ejemplo: si me imagino feliz puedo verme en un lugar específico, haciendo ciertas actividades, con determinadas personas, etc.
Finalmente, mi forma favorita de vinculación entre realidad e imaginación, es la capacidad creadora luego de imaginar algo, conocida comúnmente como la creatividad. Es esta parte donde se trae al mundo real aquello que primero se creó en nuestros pensamientos.
En palabras de Johanne Rowling (autora de una de mis obras favoritas y de mi mundo mágico preferido: Harry Potter) dijo: “El poder de la imaginación tiene valor en un sentido muy amplio. La imaginación no es sólo la excepcional capacidad humana de prever aquello que no es, y con ello la fuente de toda invención e innovación. También permite empatizar con los demás, aunque no hayamos vivido sus experiencias. A diferencia del resto de criaturas del planeta, los seres humanos pueden aprender y comprender sin haber tenido la experiencia directa con las cosas. Pueden proyectarse en las mentes de otros e imaginar que están en su lugar. Unos usarán esta habilidad para manipular o controlar, otros para comprender o simpatizar. Y otros prefieren no ejercitar esta habilidad en absoluto.”
Ahora, desde lo que he reflexionado hasta este punto, podría proponerte:
2 formas de hacer magia con la imaginación:
1. La imaginación como puente hacia la realidad.
Hacer uso de la imaginación para pensar en nuevas posibilidades para nuestra vida y eso, a su vez, llevarlo a plasmar en papel para que se convierta en una invitación a seguir el ¿cómo?, ¿cómo puedo hacer realidad esto?.
Un ejemplo de ello son los sueños que tenemos para nuestra vida, como el hacer un viaje, podemos ver en redes cómo ha sido la experiencia de otras personas al visitar ese lugar que nos gusta tanto y comenzamos a imaginar cómo podría ser posible para nosotras llegar a ese lugar. O cuando queremos crear propuestas que beneficien a toda la humanidad…
2. La imaginación como refugio.
Cuando la realidad nos sobrepasa y queremos refugiarnos en un mundo de fantasía (que no necesariamente tenga que materializarse en el mundo real). Y puede ser a través de ejercicios de visualización, o al sumergirte en la historia de un personaje de una película o un libro, que quizás sean experiencias no muy realistas pero que al imaginarlo brinda una gran sensación de satisfacción.
Te comparto un ejemplo personal: yo soy fanática del mundo de Harry Potter y a veces me imagino creando hechizos y pociones para determinadas situaciones o problemas, y si bien, no siempre eso me puede acercar a la realidad, sí me aliviana y sirve como un descanso ante lo frustrante que pueda ser mi realidad en ese momento.
Es decir, no me ayudó a solucionarlo pero sí me sirvió como un respiro para después continuar. Y bueno, quién sabe, igual y en una de esas sí salen ideas para llevar a cabo el punto 1, que es materializarlo a la realidad.
Ahora, te voy a compartir:
8 estrategias para comenzar a hacer magia con la imaginación
- Permítete soñar con lo que normalmente catalogas como imposible
- Recuéstate en el pasto, observa el cielo y trata de encontrarle forma a las nubes
- Inventa cuentos y compártelos con otras personas, a las infancias les encantará.
- Invéntate otros finales de historias que te llamen la atención
- Crea disfraces de tus personajes favoritos (y úsalos en fiestas de disfraces o ve a convenciones, siempre que sea algo que te guste, por supuesto)
- Inventa coreografías de tus canciones favoritas
- Dibuja, pinta, colorea (aunque no te consideres “buena” en ello)
- Escribe, haz collages
Espero que este te haya dejado con ganas de explorar y sacarle provecho al poder de tu imaginación.
Compárteme en los comentarios si hay algunas otras formas en que te guste hacer uso de tu imaginación ✨
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